JUAN BAUTISTA DE LA SALLE

San Juan Bautista de La Salle nació en Francia el 30 de abril de 1651. Fue el primogénito de once hermanos,cuatro de los cuales murieron a temprana edad.
Su padre, llamado Luís de La Salle, pertenecía a la alta burguesía y trabajaba en la corte del rey; su madre, Nicolasa Moët, era noble de cuna. Desde muy niño se sintió inclinado hacia el sacerdocio, deseo que apoyaron sus padres por considerarlo una gracia que el Señor derramaba sobre la familia.
A los 15 años de edad, el joven Juan Bautista recibe de su tío, Pedro Dozet, la dignidad de canónigo de la Catedral de Nuestra Señora de Reims,su ciudad natal.

A los 15 años de edad, el joven Juan Bautista recibe de su tío, Pedro Dozet, la dignidad de canónigo de la Catedral de Nuestra Señora de Reims,su ciudad natal.
 
A los 17 viaja a París para estudiar en el Seminario de San Sulpicio y,cuando apenas cuenta con 21 años, queda huérfano de padre y madre viéndose obligado a convertirse en tutor de sus seis hermanos menores

No obstante, en 1677, a los 26 años, obtiene la licenciatura en Teología en la Sorbona, la mejor Universidad de Francia en esa época, y se ordena sacerdote, el 9 de abril de 1678.

En marzo de 1679 se inicia un proceso que cambiará para siempre su vida. Un encuentro casual con Adrián Nyel, “maestro de escuela”, que le pide ayuda para abrir unas escuelas para pobres en Reims.

La Salle  lo ayuda a fundar una escuela bajo la conducción de un puñado de hombres que hacen las veces de maestros. Así se inicia la obra de Dios.

El 24 de junio de 1681 La Salle, poco a poco y sin darse cuenta, se va comprometiendo con el proyecto de las escuelas para pobres y decide llevar a los maestros a vivir a su casa para ayudarlos en su formación humana y cristiana. 

Un año después se traslada con ellos a vivir en una casa alquilada, que puede ser considerada como la primera Comunidad de Hermanos. Este gesto de dejar su forma de vida para iniciar una nueva, mucho más sencilla, constituye un paso más de Juan Bautista en el camino que el Señor le proponía sin que él se diera cuenta.

En agosto de 1683, renuncia a su Canongía; el Obispo no acepta, pero ante la insistencia y argumentos del solicitante, accede.

La Salle puede dedicarse a dirigir las Escuelas Cristianas y su comunidad de Maestros, sobre todo ahora que ya no cuenta con Adrián Nyel quien había regresado a su ciudad de origen,Ruán, para continuar con su trabajo.

En 1684 la miseria invade la región de la Champagna (Francia) y San Juan Bautista de La Salle reparte sus bienes y toda su fortuna entre los más necesitados,quedándose unicamente con una renta de 200 libras por consejo de su director espiritual.

Atónitos, los maestros empiezan a llamarlo Padre.Unos lo abandonan, otros se unen a su nuevo grupo de maestros cristianos.

Un año después se traslada con ellos a vivir en una casa alquilada, que puede ser considerada como la primera Comunidad de Hermanos. Este gesto de dejar su forma de vida para iniciar una nueva, mucho más sencilla, constituye un paso más de Juan Bautista en el camino que el Señor le proponía sin que él se diera cuenta.

En agosto de 1683, renuncia a su Canongía; el Obispo no acepta, pero ante la insistencia y argumentos del solicitante, accede.

La Salle puede dedicarse a dirigir las Escuelas Cristianas y su comunidad de Maestros, sobre todo ahora que ya no cuenta con Adrián Nyel quien había regresado a su ciudad de origen,Ruán, para continuar con su trabajo.

En 1684 la miseria invade la región de la Champagna (Francia) y San Juan Bautista de La Salle reparte sus bienes y toda su fortuna entre los más necesitados,quedándose unicamente con una renta de 200 libras por consejo de su director espiritual.

Atónitos, los maestros empiezan a llamarlo Padre.Unos lo abandonan, otros se unen a su nuevo grupo de maestros cristianos. 

El 6 de junio de 1694, doce maestros, junto a La Salle, hacen su consagración religiosa, y nace oficialmente la Congregación que se llamará en adelante “Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas”.

Además de los votos, adoptan el hábito que los distinguirá como religiosos educadores. De allí en adelante fundan escuelas cristianas por toda Francia y una en Roma, siempre con el mismo Espíritu de FE y CELO. Logran vencer las dificultades que se les presentan porque son conscientes de que esta obra es fruto de la voluntad de Dios.

El 7 de abril, viernes santo de 1719, en Ruán, Juan Bautista de La Salle de 68 años de edad,después de expresar sus últimos consejos a sus Hermanos: “Permanezcan unidos”, entrega su alma a Dios diciendo:

“Adoro en todo la voluntad de Dios para conmigo”.

Posteriormente la Iglesia reconoció la santidad de su vida y la riqueza de su enseñanza. Fue beatificado el 19 de febrero de 1888,canonizado en 1900 y, el 15 de mayo de 1950, nombrado por el Papa Pío XII “Patrono Universal de los Educadores Cristianos”.

historia de la salle en el perú

 

1. PRIMERAS FUNDACIONES

Los primeros Hermanos, luxemburgueses y franceses, llegaron al Perú procedentes de Ecuador, durante los meses de febrero y marzo del año 1922 por petición del presidente de la República Don Augusto B. Leguía. Durante estos primeros años los Hermanos del Perú dependían del Distrito de Ecuador. En nuestra patria fueron años marcados por un crecimiento de la conciencia política y fortalecimiento nacional. Se celebraba el primer centenario de la Independencia. El proceso político estuvo marcado por un sentimiento nacionalista que llevó al Tercer Militarismo. En ese ambiente los Hermanos iniciaron su labor educativa teniendo que sortear las dificultades de distancias, alturas y tiempos para mantener y realizar nuevas fundaciones. Entre ellas destacan el Colegio Seminario Santo Toribio (1922), Colegio La Salle (1926), ambos en Lima. En la ciudad de Arequipa, la Escuela Normal (1928), Colegio De La Salle (1931), Escuela Manuel Muñoz Najar (1933). Algunas de estas obras aún se mantienen.

2. DISTRITO PERÚ – BOLIVIA

 

La creación del Distrito Perú – Bolivia en el año 1939, da inicio a una segunda etapa caracterizada por la consolidación y el crecimiento de la obra lasallista. En esta etapa la Congregación de La Salle tuvo que ser lo suficientemente creativa para responder a las nuevas necesidades, donde los pobres van tomando el protagonismo. Es así que se fundaron las siguientes obras: Escuela de Pedagogía en Lima (1936), Hogar de menores en el Rímac (1938), Colegio San José – La Salle en el Cusco (1939), Escuela Normal Rural de Cajamarca (1942), Casa de Formación en Arequipa (1945), Colegio Técnico La Salle de San Jacinto en Ancash, Escuela Normal de Urubamba (1945) y la Escuela Normal de Abancay (1964). Cabe resaltar la importancia puesta desde entonces en la formación de los maestros.

3. DISTRITO DEL PERÚ

En estos años, la gran guerra y la posterior reconfiguración mundial, llevaron a una profunda renovación de la Iglesia que se expresó en el Concilio Vaticano II (1962-1965). El 39°Capítulo General de los Hermanos de las Escuelas Cristianas de 1966-1967 fue la respuesta al momento eclesial que se vivió y el Documento de Medellín fue la respuesta dada por la Conferencia Episcopal Latinoamericana. Estos acontecimientos son el marco en el que se abre una nueva etapa determinada por la creación de los Distritos independientes de Perú y Bolivia.

 

Nuestro país en esta tercera etapa se caracteriza por acelerados cambios ideológicos, sociales, políticos y económicos. En este contexto, un sector importante de la Iglesia latinoamericana se vuelve hacia los pobres en los que descubre el rostro de Jesús. Algunas congregaciones dejan sus colegios para insertarse en ambientes populares. Es un tiempo duro para la Congregación por la disminución de sus miembros originada por las dificultades para adaptarse a las nuevas realidades, las tensiones entre maneras de ver el mundo y la vida religiosa, y el despertar del compromiso de los laicos en toda la Iglesia. En estos tiempos, la Providencia de Dios lleva a los Hermanos a dar respuestas de fe haciendo nuevas fundaciones como: La Escuela Normal de Tingua en Ancash (1970), apoyo pastoral a la Diócesis de Chulucanas en Piura (1970), el Colegio Nacional San Juan Bautista de La Salle en Arequipa (1977), la Casa de la Juventud en Arequipa (1984), el Colegio Fe y Alegría Nº 43 – La Salle, en Ventanilla - Callao (1991), la Misión de Requena (1998) y el Instituto Superior Pedagógico Loreto en Iquitos (2001), ONG Tarpusunchis (2004).

Desde la década del ochenta la Congregación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas se abre al ideal de comunión planteado por el Concilio e inicia un trabajo más coordinado y comprometido con los seglares con quienes comparte la tarea educativa. En este proceso, el Espíritu de Fe y Celo, que Juan Bautista legó a sus Hermanos, se comparte con aquellos que libremente quieren participar desde el corazón de la congregación con su estilo de enseñanza y de vida. Así, se inicia el gran movimiento de la Familia Lasallista con todos aquellos que comparten la espiritualidad, el carisma y la misión educativa lasallista.

instituciones de la salle

II. INSTITUCIONES

En la actualidad la acción educativa lasallista de los Hermanos y colaboradores seglares en el Perú se expresa en la conducción y animación de una variada gama de obras educativas que revelan el dinamismo vigente de la Misión lasallista en el país.

Educación Superior: Cuatro Institutos Superiores Pedagógicos Públicos en Abancay, Urubamba, Requena e Iquitos y dos Tecnológicos uno en Urubamba y otro en Requena. Centro de Educación Técnico Productiva “Manos Unidas” de Requena – CETPRO (ex CEO).

Educación Básica Regular: Cuatro instituciones públicas ubicadas en Arequipa, Ventanilla-Callao, Urubamba y Abancay. Tres Colegios privados en Lima, Arequipa y Cusco. Un Colegio Parroquial Noé Zevallos en Lima y la recientemente creada Institución de Educación Especial en Abancay.

Otros Proyectos y Programas Educativos: Radio La Salle Rimarinacusunchis en el Valle Sagrado - Cusco, Casa de la Juventud de Arequipa, Casa de la Juventud para los jóvenes sin recursos de Iquitos, la Red Ambiental Loretana. Casa de retiros de Ñaña – Lima.

Empresas para el desarrollo de recursos educativos: La Editorial Bruño, Prisma editorial, ONG Tarpusunchis, Cerámica “Ciudad de Burgo” de Requena.

Además, como parte de las obras animadas por la familia lasallista hay que nombrar las obras promovidas por la Fraternidad Signum Fidei: “Manos de Dios” en Lima y “Signos de Fe” en Trujillo. Las obras de la Unión de Catequistas de Jesús Crucificado y María Inmaculada que son: Colonia Climática Pío XII, Casa de la caridad de artes y oficios, Escuela de formación catequética. Y finalmente las Hermanas Guadalupanas de La Salle que cuentan con casas de formación y apoyan obras educativas en Lima. A estas obras se suma el aporte de los jóvenes Hermanos en formación que se encuentran en casas de formación de Lima, Costa Rica y Colombia.

 

A través de esta diversidad de obras, La Salle en el Perú renueva la respuesta que Juan Bautista de La Salle dio a la Providencia de Dios, para alcanzar la salvación a los niños y jóvenes por medio de la Educación.

proyección de la salle

III. PROYECCIÓN

En los próximos años La Salle en el Perú se propone ser:

Una Comunidad Distrital, fruto de la Asociación de Hermanos, Hermanas, Sacerdotes y Seglares, signo de evangelización por la educación a los pobres, comprometida con la formación humana y cristiana de niños, jóvenes y adultos; con una propuesta educativa abierta a todos, dinámica, creativa, innovadora y transformadora, que se ofrece en una red de obras educativas a nivel nacional dirigidas por equipos de docentes formados en el espíritu lasallista, que contribuye al fortalecimiento de la Iglesia y responde a los retos de nuestra realidad fragmentada social, económica y culturalmente para mejorar la calidad de vida de la sociedad.

directorio de la salle

ideario educativo

En sintonía con el Espíritu legado por san Juan Bautista de La Salle que ha sostenido a la congregación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas durante más de tres siglos, el modelo educativo lasallista es la expresión de una espiritualidad en la que la fe acompaña todo el proceso educativo (espíritu de fe) y por la que todos los procesos se hacen con dedicación y entrega, buscando optimizar servicio en cada acción (espíritu de celo) porque se asume que la labor educativa es parte de la acción salvadora de Jesús (ministerio educativo). Estas dimensiones de la espiritualidad se expresan en los siguientes rasgos que definen la educación lasallista.


EDUCACIÓN CRISTIANA: CONFESIONAL CATÓLICA

La educación lasallista tiene como pilar y referente fundamental su carácter confesional. Es una educación cristiana por excelencia. La Salle logra hacer de esta condición un modelo pedagógico que ha generado y acompañado el movimiento lasallista hasta la actualidad. Por lo tanto, no sólo es una escuela donde se enseña el cristianismo, sino donde se aprende a ser cristiano y, desde esa cualidad, se forman personas que se integran a su sociedad para mejorarla. La educación cristiana lasallista rompe con el formalismo de una “educación religiosa” ya que logra integrar en su modelo educativo la fe con la vida. San Juan Bautista de La Salle lo resumía al recomendar: “No hagan diferencia entre los deberes propios de su estado (dimensión humana) y los de su propia salvación y perfección (dimensión religiosa)”.

 

En este sentido la escuela lasallista se comprende como lugar de encuentro con Dios. Esto implica una doble dinámica de fe que supone que los educadores descubran el rostro de Jesús en sus educandos y, en el otro sentido, que los educandos encuentren a Dios en sus maestros y en las acciones educativas que la escuela promueve.

EDUCACIÓN IMPARTIDA CON “CELO ARDIENTE”

Hacer que la escuela “marche bien”, es el modo de responder a la voluntad de Dios que quiere que todos sus hijos lleguen al conocimiento de la verdad y se salven. Por ello, la dinámica de fe descrita en el punto anterior hace que la propuesta educativa de La Salle responda a las necesidades inmediatas de los estudiantes con una convicción que únicamente la fe puede dar. Por ello los educadores lasallistas se esfuerzan no solo por garantizar el desarrollo espiritual de sus educandos, sino también y, con el mismo celo, por dotar a sus estudiantes de las capacidades necesarias para mejorar su condición social, económica y cultural. 

El compromiso con la calidad educativa ha acompañado por siglos la escuela lasallista como expresión de su espíritu fundacional que La Salle llamó, “celo” y que sus seguidores, Hermanos y seglares vivieron con el mismo fervor que su Fundador “haciendo lo ordinario de manera extraordinaria”. La educación lasallista está comprometida con la calidad y excelencia que dista de toda comprensión liberal o efectivista de la educación, dado que la calidad de la escuela lasallista está marcada por el signo de la fe. “El celo ardiente de salvar las almas de los que tienen que instruir debe moverlos a consumir toda su vida para darles educación cristiana y procurarles la vida de la gracia en este mundo y la vida eterna en el otro”.

EDUCACIÓN CON SENTIDO SOCIAL: opción preferencial por los pobres

Las condiciones sociales en las que surge la escuela lasallista marcan un aspecto determinante en la concepción de educación que han ofrecido los Hermanos desde su fundación. La escuela es un lugar donde se encuentran ricos y pobres y donde todos son tratados con las mismas prerrogativas. En la actualidad, la educación lasallista promueve desde sus aulas la conciencia social en sus estudiantes y desde ellas son preparados para ejercer en la sociedad un rol que contribuya a la superación de las diferencias sociales. La escuela lasallista se comprende a sí misma como lugar donde se superan las estructuras de exclusión social, se busca el acercamiento respetuoso entre ricos y pobres, y se promueven procesos de interaprendizaje entre ellos. En este sentido ha de entenderse la opción preferencial por los pobres en las obras lasallistas que no trabajan directamente en contextos de pobreza.


EDUCACIÓN PARA TODA LA VIDA

La educación lasallista deja huella intencional en sus educandos, imprime su impronta. Para ello propone experiencias significativas que apuntan a “tocar, mover y mudar los corazones” de sus educandos, por lo tanto es una educación que garantiza cambios duraderos en la conducta y en el desarrollo de capacidades. Para La Salle, este compromiso con la mejora de los educandos y su cambio profundo no se puede lograr sin dirigir la educación al corazón. Esto revela algo que la pedagogía contemporánea empieza a valorar: la educación que busca la integración entre la razón y los afectos, entre el cuerpo y la interioridad. Por ello la educación lasallista garantiza en su propuesta experiencias para el desarrollo estético y para el ejercicio físico y corporal. La educación lasallista considera que lo que realmente se aprende de por vida es lo que se llegó a querer.

EDUCACIÓN QUE RESPONDE A LOS INDIVIDUOS Y SUS CONTEXTOS

La educación lasallista es personalizada y contextualizada, es decir se reinventa a partir de la diversidad de realidades donde se inserta y responde a las diferentes características personales de los estudiantes. Esta atención a la diversidad es el modo de hacer efectiva la mirada de fe sobre cada educando y sus potencialidades. Esto llevó a los primeros Hermanos a tener registros pormenorizados de cada uno de sus estudiantes y a idear métodos educativos que respondan a los diferentes ritmos de aprendizaje. No se trata de una educación individualista pues esta mirada diferenciada se articula con el sentido social que se trata de formar.

La otra cara de la diversidad está en las demandas sociales. La educación lasallista es una respuesta a una lectura socio crítica de la realidad. En algunos contextos el énfasis puede ser productivo, si los estudiantes requieren dominar un oficio; en otros el énfasis será humanístico o científico; siempre en relación con la realidad. Con ello la educación lasallista rompe el modelo clásico de una escuela única y se ocupa de atender demandas reales como el uso y dominio del propio idioma o las escuelas de oficios, de modo que los estudiantes puedan integrarse en el mundo laboral y desenvolverse con solvencia en la sociedad. Esta apertura a la realidad dinamiza la propuesta educativa que siempre tendrá que leer los signos de los tiempos y preguntarse cuánto responde a estas demandas actuales.